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Entre el entorno y los afectos

Natalia Espinosa

 

Mi obra favorita es Configuraciones (Antología de Crítica) 2005, en el que cura el trabajo de los ceñudos curadores locales del siglo XXI. Fui invitada y espectadora de su renombrada muestra internacional Tarjeterío y gocé con la propuesta de al zur-ich por varios años; además estuve entre sus afortunadas pacientes, cuando decidió ejercer —por fin— la medicina y recetarnos a los artistas paliativos para nuestras enfermedades crónicas. Admiro su elegante estilo para defender a la poesía y al pensamiento crítico por sobre las estructuras de poder intrínsecas a la vida en general y a la institución artística en particular.

 

En cuanto a sus dibujos, salvo un par en que retrata a la amada Sofía, siempre me han parecido bastante herméticos. Reconozco en sus trazos esa necesidad de pensar con las manos, de dejarse llevar por el cuerpo, que para muchos artistas nos es tan reconfortante. Pero es sólo en el momento en que los titula donde los percibo como suyos y reconocibles. Porque, en mi humilde y descarada opinión, es ahí donde está su gran fuerza, sensibilidad y originalidad: en el lenguaje, en las ideas, en los conceptos. Ernesto es un fantástico artista conceptual que nos hace pensar y reír con profundidad.

 

En estos Rostros de ruido y silencio me sorprende la sinergia que se crea entre el espectador y el dibujo una vez que se lee el título. Especialmente en las series Estares y Decires, en las cuales nos lleva a constatar —mirando los trazos con atención—, si lo que se dice en el título es verdad o si le falló la intuición y se dejó llevar por su estado de ánimo del momento, dejándose arrastrar por sus prejuicios personales.

 

Se crea así una complicidad muy bella, donde reímos si la percepción del titulador nos parece acertada: «Sí, en verdad que ese man estaba locazo», o queremos discutir con el autor sobre si en realidad «el man estaba positivo o se estaba haciendo el positivo», abriéndose un diálogo sobre cómo vemos, percibimos, catalogamos, comunicamos y nos relacionamos con los que nos rodean y acompañan. Qué es la cotidianidad sino ese constante diálogo entre el entorno y los afectos. (2024)

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