Manchas y colores audaces
Patricio Estévez Trejo
Nos encontramos con un trabajo que saca a la luz pequeños monstruos bellamente resueltos con líneas, manchas y colores audaces, pero a la vez telegráficos, algunos de ellos pensados para explicar el mundo a su pequeño hijo.
Ernesto estudió arte en la desaparecida Yugoslavia y culminó su formación en el Instituto de Artes Visuales de Quito, pero aquellos atributos le vienen de atrás, de la familia y del carácter, del talante personal. Bien decía don Josep Pla, en entrevista con Joaquín Soler Serrano: «Yo no creo en las profundidades porque siendo joven leí, en André Gide, que lo más profundo que tiene el hombre es su superficie». Y creo que tiene razón.
Ernesto Proaño merece un lugar destacadísimo en la plástica nacional, digamos lo que digamos los curadores que, por definición, somos sus archienemigos, no personales, sino conceptuales.