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Rostros desamparados por el asombro

Antonio Correa Losada

 

Esos rostros que nos miran desde sus cuencas vacías, envueltos por un aire juguetón. No es el grito del terror desesperado de Münch; es la mirada irónica que nos impulsa a descubrir lo que hay detrás de un obstáculo y preguntarnos: ¿A dónde lleva el sesgo oscuro con que nos asalta la mirada?

 

La férrea incertidumbre del dibujo —libre de sus ataduras tradicionales— busca develar el gesto que hay detrás de una máscara para inquietarnos con la pregunta: ¿miramos o somos mirados?

 

Rostros amordazados por el gesto: «La mejor sonrisa», «A pedir de boca», «No estoy de acuerdo para nada», «Estoy a punto de decirte lo que no quieres oír», «Sonrío porque estás chuchaqui»; elude la simulación para señalarnos en la mirada quieta del dibujo, lo que somos o seremos: rostros desamparados por el asombro. (2024)

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